Libros recomendados

  • Frans de Waal

    Diferentes

    Lo que los primates nos enseñan sobre el género

    Ediciones Metatemas Busquets, 2022
  • Las diferencias de comportamiento entre hombre y mujeres ¿son naturales o artificiales?

    En un momento sociopolítico repleto de exacerbadas sensibilidades sobre las diferencias de género, el primatólogo y naturalista Frans de Waal nos comparte su última publicación llamada “Diferentes”. A partir de sus observaciones primatológicas nos invita a reflexionar sobre las complejas relaciones intergenéricas humanas.

    La visión estereotipada de nuestros parientes primates ha sido utilizada tradicionalmente para fundamentar las desigualdades existentes en la historia humana entre ambos sexos. En nuestra mente suelen aparecer escenas de grandes simios macho liderando y subyugando con agresión y superioridad física a otros machos y, por supuesto, a las hembras centradas en el cuidado de la prole y con poco espacio para dirimir o incidir en la definición de las jerarquías de dominancia en los grupos a los que pertenecen.

    Nuevamente De Waal nos sorprende. Con un relato lleno de fundamentos, investigaciones y relatos nos ayuda a modificar estas visiones y desde una postura personal clara y firme nos acompaña a visualizar el crucial papel político de las hembras al interior de sus comunidades y su reciprocidad relacional con los machos: “la sociedad primate típica es fundamentalmente una red familiar femenina regida por las matriarcas de edad”. Al igual que en otros mamíferos sociales como los leones, lejos de lo que suelen resaltar los documentales, son las hembras las que se encargan del grueso de caza y de la crianza… y los machos vienen y van…

    De Waal organiza capítulos temáticos relevando alguna temática en relación con las diversas dimensiones que caracterizarías las diferencias de género: ¿hay diferencias en cómo juegan niños y niñas? ¿Qué papel juega la socialización? ¿está presente la homosexualidad y la identidad transgénero en otros grandes simios?

    El uso ideológico de los determinantes evolutivos para la comprensión de la conducta humana es irrisorio: “Quienes persiguen la igualdad de género suelen encontrar la biología inconveniente. Creen que la manera más fácil de alcanzar la igualdad es restar relevancia a las diferencias sexuales innatas. En la lucha contra la homofobia y la transfobia, en cambio, la biología se considera como una poderosa aliada. Si podemos demostrar que la conducta homosexual y la identidad transgénero tienen una base biológica, los que afirman que son cosas antinaturales o anormales tendrán que callarse”.

    El principal sesgo del autor es explicitado por el mismo: “no me fío de lo que dicen las personas de sí mismos…el comportamiento observado es mucho más informativo y honesto que lo que la gente dice de sí misma”.

    Una nueva invitación a poner los hechos y la observación por delante y las teorías y creencias por detrás. Tal como señala el autor: “Deposité mi confianza en los chimpancés...me alegro de que podamos observarlos sin que nos distraigan hablándonos de ellos mismos”.

    Luego de leer este libro nuevamente me percato lo difícil que es observar nuestro funcionamiento con humildad y sin idealizaciones…¡pero hay que intentarlo!

    Para terminar una frase para atesorar. De Waal concluye: “Todo se reduce al amor y respeto mutuos, y a la apreciación del hecho de que los seres humanos no necesitan ser lo mismo para ser iguales”.

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Frans de Waal

    El Bonobo y los Diez Mandamientos

    En busca de la ética entre los primates

    Ediciones Metatemas Busquets, 2014
  • Todos los libros de Frans de Waal son una delicia de leer: amenos y llenos de anécdotas personales y profesionales inundados de humor e inteligencia. Además, la relevancia del autor hace que no haya que esperar mucho para que las ediciones en español sean accesibles al público.

    Este libro trata de abordar la valiente y polémica pregunta de si es posible considerar que la postura moral o ética es única o exclusiva del ser humano o es posible de ser observada en otros primates. Hace solo un par de décadas insinuar la existencia de procesos cognitivos superiores en otros animales como motivaciones o consciencia, o utilizar la palabra antropomorfismo podía terminar con la carrera académica o cerrar las puertas de prestigiosas revistas como Science. ¡Imaginen insinuar que la noción de “bueno o malo” no sea únicamente humana!

    Como buen holandés, de Waal estructura su libro inspirándose en la observación detallada de una obra maravillosa de El Bosco, llamada el jardín de las delicias (se puede visitar en el Museo Nacional del Prado en Madrid). Atendiendo a cada uno de los detalles de este retablo pintado nos invita a repasar las nociones de altruismo, empatía, cooperación y equidad en el mundo mamífero y primate. Describe con detalle, cientos de escenas relacionales donde otros primates o mamíferos actúan por gratitud, reciprocidad o venganza: una rata se motiva a abrir una caja de vidrio para liberar un congénere atrapado con tanto ahínco como se esmera en abrirla para conseguir virutas de chocolate o cómo jóvenes universitarios que deben subrayar palabras como Dios o Religión de un párrafo (imprimación) previo a un ejercicio donde se pone a prueba su generosidad suelen serlo más que aquellos que no fueron expuestos a dicha tarea, aunque no comulguen necesariamente con ninguna religión en particular (la religiosidad activaría altruismo).

    Hacer el bien es movido por el diseño que compartimos con otras especies sociales y nos invita a mirar los determinantes evolutivos que mueven nuestra conducta social: “Nadie duda de la superioridad de nuestro intelecto, pero no tenemos apetencias o necesidades básicas que no estén también presentes en nuestros parientes cercanos. Como nosotros, los monos luchan por el poder, disfrutan el sexo, quieren seguridad y afecto, matan por el territorio y valoran la confianza y la cooperación. Es verdad que tenemos computadores y aviones, pero nuestro bagaje psicológico sigue siendo de un primate social”

    De Waal propone dos niveles de ética, uno que denomina Moralidad uno a uno fundada en el código social propio del diseño mamífero: “el altruismo tanto humano como animal puede ser genuino (sin esperar nada a cambio). Tanto es así que nos cuesta reprimirlo. A partir de un estudio de imágenes J. Rilling de la Universidad de Emory concluyó que tenemos un sesgo emocional hacia la cooperación que solo puede vencerse mediante control cognitivo esforzado. Nuestro primer impulso es cooperar y asistir, y que solo secundariamente sopesamos la opción de no hacerlo, para lo cual necesitamos alguna razón”; y otro muy desarrollado en nuestra especie denominado de “Preocupación Comunitaria” donde las capacidades cognitivas e intelectuales y el lenguaje ha permitido que “la humanidad haya llevado la construcción de la reputación y la preocupación comunitaria a un nivel nunca antes visto en los antropoides, tensando así la red moral alrededor de cada individuo”

    “El código moral no viene impuesto desde arriba ni se deriva de principios bien razonados, sino que surge de valores implantados que han estado ahí desde la noche de los tiempos. El deseo de pertenencia, de buena convivencia, de amar y ser amados, nos lleva a hacer todo lo que está en nuestra mano para llevarnos bien con aquellos de los que dependemos. Los otros primates sociales comparten este valor y dependen del mismo filtro de la emoción y acción para alcanzar este modus vivendi consensuado”

    Nuevamente una ducha de evidencias que nos obliga a ponernos un ropaje de humildad y de pertenencia al camino evolutivo natural.

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Nazareth Castellanos

    Neurociencia del Cuerpo

    Cómo el organismo esculpe el cerebro

    Editorial Kairos, 2022
  • La primera vez que supe de Nazareth Castellano fue en un canal de youtube. Presentó en el Congreso Futuro 2023 sobre cómo las ondas cerebrales de las personas se sincronizan entre sí solo con el hecho de conversar o mirarse, aun estando de manera virtual. Ya había tenido alguna noticia de este proceso hace algunos años en mis estudios de neurociencia social y el uso del hiper escanning para observar las resonancias cerebrales entre personas sometidas a ciertas tareas.

    En marzo de este año, en mis tan valoradas visitas a las librerías de Madrid, en la sección Divulgación Científica, encontré este libro. Al hojearlo veo en sus primeras páginas la frase: “la sincronización es uno de los principios de la biología, el acto de compartir, de comunicarse. Los insectos como las aves y los peces generan … coreografías siguiendo un principio de sincronización… cada individuo es consciente y se contagia de los que hacen sus vecinos más inmediatos…”

    Listo: lectura obligada fue lo primero que pensé.

    La doctora Castellanos en este libro hace un disciplinado esfuerzo por cuestionar una cultura dominada por el dualismo mente - cuerpo, legado cartesiano tan apreciado por la comunidad científica. Para ello relata con detención el camino del pensamiento médico desde sus orígenes, relevando la sabiduría emanada de las iniciales concepciones místicas y religiosas de los procesos de salud-enfermedad. Señala, por ejemplo, cómo la base de la medicina hipocrática se asentaba en la “fuerza curativa de la naturaleza” y cómo el diagnóstico exigía la exploración de síntomas en el cuerpo; la exploración del entorno donde la persona vive; y la exploración de su estilo de vida. Hipócrates señalaba que “la mejor medicina es enseñarle a la gente como no necesitarla”.

    Fue en el siglo XVII cuando se rompe con todo el conocimiento previo y se destruye la medicina humanista: Descartes selló una visión mecanicista y dual del cuerpo humano señalando que la carne se rige por los principios de la física y la conducta se rige separadamente por obra del espíritu.

    “La separación entre la filosofía y la medicina es un reciente error”

    Órgano por órgano, investigación tras investigación, la Dra. Castellanos demuestra cómo la neurociencia actual no ha podido más que rendirse a la masiva evidencia de que los procesos no son ni lineales ni causales en el cuerpo humano y que la falsa jerarquía “cerebro sobre cuerpo” tiene mucho de ilusión.

    Cada capítulo del libro va carcomiendo las premisas cartesianas presentes oficialmente en nuestra cultura y sentido común (¡occidental obviamente!)

    Al mostrar cómo a lo largo de todo el cuerpo contamos con diminutos aliados (microbiota) sin los cuáles no podríamos sobrevivir, nos obliga a asumir con humildad que dependemos de los 500 gr. de microorganismos (bacterias, hongos, etc.) que nos componen (de hecho, poseemos más bacterias y microorganismos que células en nuestro cuerpo, lo que vuelve la pregunta por QUIEN SOY en un verdadero desafío filosófico).

    Muestra cómo POR UN LADO la regulación intestinal puede verse favorecida por el hecho de bailar con cierta frecuencia y POR OTRO cómo la microbiota intestinal se relaciona con capacidades cognitivas como el aprendizaje y a la memoria (a través de la activación del “factor de crecimiento neuronal”). Tenemos un sistema digestivo con su propio CEREBRO (procesamiento de información neural en las tripas), que se entera de lo que sucede a nuestro alrededor ANTES que nos demos cuenta siquiera que algo está pasando…

    Se ha demostrado cómo la respiración influye en la dinámica neuronal permitiendo, por ejemplo, que los objetos percibidos durante la inspiración se recuerden mejor que durante la expiración o cómo la manera de respirar influye en la capacidad de memorizar (algo del ritmo de la respiración, permite sincronizar comunidades de neuronas en el hipocampo que favorecen el registro de experiencias).

    Finalmente llega al corazón. La actividad neuronal cambia con los latidos cardíacos. Esta capacidad del cerebro de responder a los latidos se asocia con la capacidad de percibir un estímulo y generar el sentido de SER YO. El corazón es una especie de marcapaso egocéntrico sin el cual el cerebro no tendría como construir la experiencia del SOY.

    La autora finaliza adhiriendo a un marco comprensivo denominado “Teoría del Marco Subjetivo Neuronal” (Tallon-Braudy), del cuáles estamos obligados a leer más, el cual permitiría comprender cómo el CUERPO MOLDEA NUESTRO CEREBRO (y nuestra subjetividad).

    Así cómo pensábamos que el ser humano era la cumbre del proceso evolutivo, asunto que Darwin y quienes le secundaron ayudaron a desmentir tajantemente, la nueva neurociencia del cuerpo nos está ayudando a destronar al cerebro como la cumbre de nuestro cuerpo.

    Ahora a preocuparse de qué comemos, cómo respiramos, cuánto bailamos, lo mucho que estamos sincronizados con otros y demases….

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Carl Safina

    Mentes Maravillosas

    Lo que piensan y sienten los animales

    Editorial Galaxia Gutemberg, 2017
  • Carl Safina nos ofrece este libro para sensibilizar al público general sobre la complejidad de la vida sintiente, cognitiva y relacional en otras especies. Realizando visitas a campos de observación de investigadores de elefantes, lobos, orcas, y recogiendo sus impresiones, nos invita a convérsenos de cómo somos partes de un continuo natural donde “todo lo que hacemos y poseemos los humanos viene de algún lugar. Antes de poder dar forma a los humanos, la evolución necesitaba tener a su disposición la mayoría de las piezas, y esas piezas se desarrollaron para modelos anteriores. Nosotros (al igual que otras especies) las heredamos…en el largo túnel de la vida, el origen de nuestro cerebro es inseparable del de otras especias. Y, por lo tanto, lo mismo sucede con nuestra mente”.

    El libro ofrece cientos de escenas, descriptivas y detalladas del relacionamiento y las habilidades de la vida familiar de los elefantes y las orcas…de los lobos…desde ellas surgen sorprendentes aprendizajes y reflexiones sobre nuestro propio relacionamiento y vida en convivencia con otros. Por ejemplo, luego de describir un episodio en que una manada de lobos se despierta y comienzan a saludarse, aullar y gemir en conjunto se pregunta si “serán los aullidos la música de los lobos, hecha exclusivamente por y para ellos?” para luego invitarnos a abordar la relevancia de la prosodia (la música, tono y el ritmo de las palabras) y su valor comunicativo “ se podría decir que, a veces, el dejar de lado el significado verbal de la letra, purifica la música que emite la voz” permitiendo que patrones de sonidos (en conexión con patrones de funcionamiento corporal como los latidos cardiacos) comuniquen ciertas emociones de manera única.

    Un libro para seguir estudiando el proceso relacional animal (y humano) con anécdotas que calan en lo más profundo de una sensibilidad claramente compartida inter-específicamente.

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Stefano Mancuso y Alessandra Viola

    Sensibilidad e Inteligencia en el Mundo Vegetal

    Editorial Galaxia Gutemberg, 2018
  • Llegar a Stefano Mancuso fue un regalo necesario. Luego de leer a un apasionado por el mundo vegetal como lo fue Darwin (se recomienda por ejemplo leer sus libros “Los movimientos y hábitos de las plantas trepadoras” ; “plantas carnívoras” o “la fecundación de las orquídeas”), es refrescante constatar que desde la ciencia contemporánea existen aún enamorados de la complejidad e inteligencia del infravalorado mundo de las plantas. Desde la evidencia y la experimentación; desde la observación naturalista; desde la contemplación y la generación de preguntas relevantes, Mancuso nos invita (y obliga), desde su conocimiento en profundidad del mundo “de lo verde” a revisar nuestra posición en el mundo desde una urgente humildad ontológica. Tal como señala en este maravilloso libro: “la biología se halla más o menos en una situación pre copernicana. Impera la idea de que el hombre es el ser vivo más importante que existe y que todo gira en torno a él….(cuando) el reino vegetal representa el 99,5 por ciento de la biomasa del planeta”.

    Además de mostrar evidencia de las “pasmantes” capacidades relacionales y “cognitivas” de las plantas visitando cada uno de sus “sentidos” (olfato, oído, visión, etc.) nos ofrece al final de cada capítulo, valiosa bibliografía referencial para aquellos inquietos que deseen saber de primera mano los conocimientos que este libro recopila y ofrece al público general.

    Mancuso señala en las conclusiones de este libro que “resulta evidente que las diferencias entre plantas y animales no son cualitativas sino cuantitativas”. Una nueva lectura que nos acerca a comprender con más apertura y sensibilidad las visionarias idea de Darwin :“la diferencia mental entre el hombre y el animal es más de grado que de clase” (El Origen del Hombre).

    Parafraseando el fantástico libro del cuasi Chileno Benjamín Labatut, el mundo vegetal es un “un verdor terriblemente inteligente”.

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Erle C. Ellis

    El Antropoceno

    Una breve introducción

    Editorial Alianza, 2022
  • Erle Ellis, científico ambiental norteamericano, señala al inicio del libro ser miembro del Grupo de Trabajo del Antropoceno, perteneciente a la subcomisión de la Estratigrafía del Cuaternario que a su vez es parte de la Comisión Internacional de Estratigrafía.

    Vaya presentación. Para quienes trabajamos en las ciencias llamadas sociales o humanas no es posible entender en qué trabaja específicamente hasta haber leído todo el libro. Y vaya que vale la pena.

    Desde la Geología y otras ciencias de la tierra, se viene planteando desde hace siglos si es posible y pertinente denominar de manera autorreferencial como ANTROPOCENO a la etapa geológica actual de la tierra. Las razones son múltiples. Por todos conocidas de manera general y quizá anecdótica. Una manera rotundamente irresponsable y ridícula. Sólo movido por nuestra infinita capacidad de negación de la realidad.

    El presente libro, de manera sencilla, contundente y muy atractiva permite conocer, desde las distintas disciplinas que abordan los cambios globales de nuestro planeta desde su conformación hace más de 4 mil millones de años, las grandes transformaciones naturales que la especie humana ha causado por su “ingeniosa” manera de adaptarse al entorno: transformándolo a su beneficio.

    Algunos datos a saber: Los pollos que compramos en el supermercado son actualmente el ave más abundante en la tierra y la biomasa del ganado (los kilos de carne que conforman sus cuerpos) supera por sí sola toda la biomasa de todos los demás animales del planeta incluyéndonos a nosotros. Más de la mitad de las corrientes de agua dulce del planeta se han modificado para ser utilizadas por el ser humano y desde la aparición del homo sapiens se inauguró la temporada de extinciones masivas de la fauna y la vegetación: a diferencia de los 5 sucesos de extinción masiva previos (causados por mega eventos geológicos y climáticos), el ser humano con sus pocos miles años sobre la tierra, y exponencialmente acentuado en los últimos 80 años, será el causante de la sexta.

    Dato tras dato, gráfico tras gráfico, sin ser tremendista ni tampoco minimizando la realidad, el autor comparte las diversas posturas y opiniones en torno a la idea de denominar la etapa geológica actual con el nombre de la especie a la que pertenecemos.

    Llegando al tercio final del libro aparece, a mi parecer, un inmenso aporte del autor (obviamente compartido por muchos otros científicos de la tierra): reconocer que dados los hechos ya NO ES POSIBLE separar las ciencias naturales de las sociales, pues la comprensión de los cambios naturales de la tierra está en estrecha conexión con las cambios sociales y culturales humanos. Especial valor tiene la revisión de la posibilidad de denominar CAPITALOCENO a la era actual, pues es el modelo económico de acumulación de riqueza (el capitalismo y la industrialización) los que explican como “las desigualdades en la transformación humana del medio ambiente no son más que un reflejo de la desigualdad que imperan dentro de las sociedades y entre ellas, todas ellas derivadas de procesos sociopolíticos y económicos” . (Chile por ejemplo aporta menos del 1% de la contaminación por CO2 del planeta. China y EEUU son los principales responsables del calentamiento global derivado de este gas)

    Una invitación a observar con valentía nuestro lugar en el mundo. Considerar cómo la inteligencia de la cual nos sentimos tan orgullosos se ha puesto al servicio de los mismos procesos emocionales automáticos o semiautomáticos de poder y dominación que mueven a otros primates como nosotros. Claro que todos los demás primates, mamíferos, vertebrados, animales, plantas y seres vivos, a diferencia de nosotros, son absolutamente inofensivos para efectos de su impacto nocivo global en el mundo natural y los grandes equilibrios del planeta.

    Ps. Alicia Cruzat O.
  • Joseph LeDoux

    Una historia Natural de la Humanidad

    El apasionante recorrido de la vida hasta alcanzar nuestro cerebro consciente

    Editorial Paidos, 2021
  • “Los primeros microbios unicelulares, ancestros de las bacterias con las que compartimos el planeta, tuvieron que hacer muchas de las mismas cosas que hacemos nosotros para sobrevivir, tales como evitar un posible daño, obtener nutrientes, mantener la temperatura y el balance de los fluidos y reproducirse”

    Con este simple pero extraordinario párrafo, uno de los más grandes científicos de nuestro tiempo da inicio a su último y recomendable libro “Una historia Natural de la Humanidad” .

    La estructura del libro permite revisarlo con calma y en un timing fantástico: está compuesto por una serie de artículos lo suficientemente breves, precisos y actualizados como para conocer un aspecto, etapa o consideración del despliegue del comportamiento del mundo de lo vivo con la suficiente profundidad como para convertirse en un texto base a la hora de contestar las grandes preguntas del proceso evolutivo y el surgimiento de lo humano.

    Inicia el recorrido observando nuestro lugar en la naturaleza. Con absoluta sencillez, pero sin perder rigurosidad, nos va mostrando el camino evolutivo desde LUCA (apócrifo de la primera célula) hasta el mundo mamífero, deteniéndose cada vez que sea necesario para distinguir cómo cada rasgo que compartimos con otros seres vivos deviene de una característica presente en un antecesor común o, evolucionó en distintas especies distantes entre sí, para resolver problemas específicos similares (por ejemplo, la capacidad de volar de la aves y de los murciélagos).

    Ya que organismos tan “simples” como las bacterias son capaces de funcionar con gran organización social, y generar representaciones de su entorno para predecir el futuro (es decir aprenden y recuerdan), el autor obliga al lector a abrir su mente y reconocer la gran complejidad presente hasta en los organismos más diminutos y que solemos despreciar ética y estéticamente.

    En la medida que avanza, LeDoux entra en su propia cancha: el surgimiento del sistema nervioso. Como sabemos el autor es un referente en el mundo de la neurociencia y sus investigaciones sobre la ansiedad, las emociones y sentimientos humanos son un referente actual para la comprensión de nuestro comportamiento.

    Llama la atención que dedique importantes secciones del libro para referirse a modelos de comprensión del funcionamiento humano provenientes de la Psicología Cognitiva basadas en premisas informáticas, y en la capacidad humana para procesar información, decidir y resolver problemas.

    LeDoux insiste desde las primeras hojas que la emergencia de la consciencia humana es única en su tipo, y debe utilizarse la máxima precaución al momento de ver en ella líneas de continuidad con otros primates o mamíferos. Afirma fehacientemente que los mecanismos o circuitos de supervivencia de orden inferior están presentes en el proceso humano, pero el diseño neurobiológico de nuestra especie exige considerar que la experiencia consciente de miedo u otros sentimientos solo están presentes de la manera en que un humano los experimenta EN los humanos.

    Al comentar que “incluso el ser humano…realiza la mayoría de sus funciones diarias utilizando capacidades muy sofisticadas no conscientes, tanto cognitivas como conductuales, muchas de ellas heredadas de nuestros antepasados animales…investigaciones existentes sugieren que animales y humanos, son en efecto, bastante similares, no porque los animales tengan conciencia humana, sino porque los humanos hemos heredado capacidades no consientes de ellos”, el autor ratifica que “somos especiales” porque “somos diferentes”, básicamente por nuestro excepcional despliegue emocional y de consciencia.

    Esto me recuerda la historia de Alfred Wallace, co -creador de la teoría de la Evolución (Si hubiera venido de una familia inglesa más acomodada y no hubiera perdido por un naufragio los años de evidencia y anotaciones de su propio viaje alrededor del mundo probablemente otra sería la historia y quizá lo reconoceríamos como el creador de la Teoría de la Evolución). Wallace claramente observó la continuidad del proceso de lo vivo e identificó a la selección natural como el gran cincel de las formas vivientes. Reconoció que todas las especies estaban movidas por los mismos principios naturales y no existía una Scala naturae donde el hombre ocuparía lo más alto del árbol de la vida. Sin embargo, al final de su vida retrocedió: no fue capaz de sostener que el humano pudiera estar moldeado por las mismas fuerzas que el resto del mundo de lo vivo, la consciencia humana sólo pudo haber sido diseñada, dada su gran excepcionalidad… por lo divino….

    LeDoux señala en uno de los capítulos iniciales que resulta muy difícil para los seres humanos abandonar la idea de que somos especiales, el fin último de la vida. Me pregunto si muy a su pesar, algo de ello se cuela en su aproximación a la comprensión de la Consciencia Humana.

    Un libro imperdible.

    Ps. Alicia Cruzat O.